Es la práctica de diseñar, desarrollar e implementar sistemas de inteligencia artificial de manera moralmente responsable y alineada con los valores éticos. Debe seguir estrictas pautas que protejan a las empresas mediante la implementación de la inteligencia artificial con un propósito claro, y en cumplimiento de las normas relativas a los datos y a la manera de abordar los sesgos. Asimismo, debe haber principios de diseño de privacidad que protejan los datos de los clientes y de los empleados junto con la propiedad intelectual. La explicabilidad y la transparencia deben ofrecer información sobre la forma en que se aplican los algoritmos, lo que permite comprender el impacto operativo y, al mismo tiempo, mantener el control de los resultados.